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viernes, 28 de julio de 2017

En Defensa de la Obra del Maestro



En los últimos años, como es natural, se han recrudecido las críticas y ataques a la figura del Maestro Samael Aun Weor, y por consecuencia a todo su magisterio que se expande por unos 23 años.

Decimos que es natural que esto pase, pues siempre ha sucedido con los personajes filosóficos y religiosos que han marcado un hito en la historia de la humanidad. Que han revolucionado los rancios cánones del pensamiento, tocando las fibras más íntimas de los credos seculares, causando terribles temblores y estertores en los viejos edificios de los dogmas tradicionales.

Lo que está sucediendo con el Maestro Samael ya ha sucedido, en su momento, con personajes de la talla de Helena Petronila Blavatzky, Krumm Heller, Krishnamurti, Eliphas Levy, George I. Gurdieff, Rudolf Steiner, Franz Hartmann, Manly P. Hall, y un largo etc.

Fueron calumniados y vilipendiados incluso personajes considerados sagrados, como el Budha… y hasta el mismísimo Jesús, quien fue torturado y crucificado por su misma gente.


Y es que a este tipo de iniciativa revolucionaria siempre se opondrán los pseudo intelectuales de la época, a quien uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos les da una lección gratuita de humildad cuando dice: “yo solo sé que no sé nada”. 

Estas mentes “científicas” que hoy forman la supuesta barrera contra la ignorancia y superchería de los siglos pasados, tienen que admitir, para su vergüenza y escarnio, que los últimos descubrimientos de la física cuántica y del comportamiento de las partículas sub-atómicas confirman, y en algunos casos con sorprendente exactitud, lo expresado por los antiguos sabios, mitos y leyendas de distintas latitudes, que para ellos caían en el “saco” de los ignorantes.

También se opondrán las religiones tradicionales entronadas en la psiquis del vulgo a fuerza de citar los terribles horrores de un “infierno” ilógico, o el miedo a una “divinidad” que plantea defectos que más bien parecen humanos. Muchas de estas religiones se levantaron como imperios apoyados en un dogma totalmente deformado y adulterado para servir a una institución y no a una verdadera “iglesia”. 


Hoy y siempre le han temido al fantasma de la Verdad que asoma de tanto en tanto con los pronunciamientos y vidas de estos personajes como el Maestro.

Y finalmente, a los revolucionarios del pensamiento filosófico y religioso se le opondrán las tradiciones y los tradicionalistas. Gentes incapaces de cambiar y encarar los cambios dialécticos que forman parte de la evolución espiritual del ser humano, y de la vida misma. La conducta gregaria, el temor a lo nuevo que amenaza lo ya establecido y los moldes de las tradiciones que en muchos casos no tienen ni siquiera un origen lógico, o que muchos de quienes la sustentan ignoran sus raíces y verdaderos motivos, hacen que muchos, aun sin saber a ciencia cierta, rechacen este tipo de conocimiento, que sin embargo transpira en toda la piel que ha recubierto a la historia humana.

Al Maestro Samael se le ha acusado de plagio literario, de adulterio, de farsante, de hipnotista, embaucador, estafador, etc. Y lo interesante de esto es que se hace con un nivel de “fanatismo” que a nosotros en lo particular nos huele mal. Ramas ocultas de entidades religiosas de renombre, parece que tienen asignada la misión de atacar fieramente, con todo: ya sean argumentos aparentemente sólidos, especulaciones parcializadas, mentiras y todo lo que aparezca… ya que para ellos el fin justifica los medios.

Parte de la estrategia de estas gentes ha sido concitar la colaboración, “testimonios”, y aportes de ex-estudiantes gnósticos, que “defraudados” por las instituciones gnósticas y el Maestro, ahora pueden verter su odio y su resentimiento de forma “civilizada” y “moderna”. Sin embargo, ni siquiera se dan cuenta de que están siendo utilizados maquiavélicamente por quienes manejan detrás del tinglado la funesta obra teatral que han armado en contra de la Gnosis y del Gnosticismo.

Es necesario admitir que entre las filas de las instituciones gnósticas se encontraron siempre, y seguro se encuentran hoy, personas a quienes no les interesa practicar la Doctrina, y mucho menos su propia autorealización. Esas personas vienen a curiosear, a ver que hay. Otros a ver cómo pueden aprovechar su tiempo escalando en el organigrama de la institución, buscando status y poder social dentro de la comunidad. Y algunos otros, quizás los más perversos de todos, vienen a tratar de aprovecharse de la ingenuidad de otros para extraer todo tipo de ventajas: económicas, sexuales, división de grupos, etc.

Pero que conste, esto no es privativo y único de las instituciones gnósticas, pues lo mismo se ha visto, y en una magnitud muy ampliada, en las instituciones católicas, anglicanas, protestantes, teósofos, rosacruces, budistas, escuelas de yoga, musulmanes, etc. Esa es precisamente la naturaleza egóica del ser humano, signatura fatal de la humanidad de hoy. 


Solo le tiran piedras al árbol cargado de frutos!

El Quinto Evangelio es para ser vivido en los tiempos finales de esta raza, y no todo el mundo está preparado para las disciplinas que implica. 

La Doctrina Gnóstica, el mensaje samaeliano, está dirigido a aquellos dispuestos a un verdadero cambio psicológico, una regeneración aplicada en todas las areas del ser humano. 

El cambio fundamental y radical de uno mismo es un proceso mas amargo que la hiel, y solo los pocos se le medirán a ese maravilloso trabajo de la transformación personal.

Al igual que en la época del Maestro Jesus, el rechazo al cambio, el ataque violento al mensajero, se repite una vez más...pero el mensaje en sí, es el mismo y es eterno.

En este sencillo escrito queremos rendir un sentido homenaje al Maestro Samael.

Paz Inverencial.

Edgar Gidoni