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jueves, 24 de abril de 2014

Oración a la Divina Madre - Dante Alighieri


ORACIÓN A LA DIVINA MADRE
Dante Alighieri 
(Florencia, c. 29 de mayo de 1265 – Rávena, 14 de septiembre de 1321)
Divina Comedia

Virgen madre, Hija de tu Hijo, la más  humilde a la par que la más alta de todas las criaturas, 
término fijo de la Voluntad Eterna.

Tú eres la que has ennoblecido de tal suerte la humana naturaleza, 
que su Hacedor no se desdeñó de convertirse en su propia obra.

En tu seno se inflamó el amor, cuyo calor ha hecho germinar esta flor en la Paz Eterna.

Eres aquí, para nosotros, meridiano de Sol de Caridad, 
y abajo, para los mortales, vivo manantial de esperanza.

Eres tan grande, Señora, y tanto vales, 
que todo el que desea alcanzar alguna Gracia y no recurre a ti, 
quiere que su deseo vuele sin alas.

Tu benignidad no sólo socorre al que implora, 
sino que muchas veces también se anticipa espontáneamente a la súplica.  
En ti reúnen la misericordia, la piedad, la magnificencia,
 y todo cuanto bueno existe en la criatura.”

Este, pues, que desde la más profunda laguna del universo, hasta aquí,
ha visto, una a una, todas las existencias espirituales,
te suplica le concedas la gracia de adquirir tal virtud, 
que pueda elevarse con los ojos hasta la salud suprema.

Y yo, que nunca he deseado más de lo que deseo que el vea, 
te dirijo todos mis ruegos, y te suplico que no sean vanos, 
a fin que disipes con los tuyos todas las nieblas procedentes de su condición mortal, 
de suerte que pueda contemplar abiertamente el sumo placer.


Te ruego además, !Oh Reina, que puedes cuanto quieres! 
Que conserves puros sus afectos después de tanto ver.

Que tu custodia triunfe de las pasiones humanas.

(DANTE ALIGHIERI, cántico 33º, 3ª parte, «La Divina Comedia»).
(Citado por el Maestro Samael en su obra: Las Tres Montañas, Cap. XXVI; El Acontecimiento del Gólgota. Y también en "La Magia de las Runas".)