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jueves, 24 de abril de 2014

La Gran Catástrofe. El Verdadero Diluvio Universal y el Verdadero NOE.



(Texto azul: VM Samael)

La Versión Corta del Asunto...

Las Escrituras de todos los tiempos nos han hablado de un GRAN CATACLISMO que se avecina, y esto no lo ignoran quienes hayan estudiado a fondo la Biblia. El “Génesis” de Moisés cita al “Diluvio Universal” y el “Apocalipsis” de San Juan nos habla del “Agua Ardiente de Fuego y Azufre” (que es la Muerte Segunda), es decir, la Biblia se inicia con el agua y concluye con el fuego. El agua y el fuego se debaten mutuamente, la humanidad, pues, cuando no perece por el agua, perece por el fuego.

Ya sabemos que la humanidad de los tiempos antiguos pereció por el agua, con la Segunda Catástrofe Transalpalniana que cambió totalmente la fisonomía de nuestro globo terrestre. La presente humanidad perecerá por el fuego y los terremotos; así está escrito. Quien haya investigado alguna vez la Doctrina Secreta de Anáhuac, podrá evidenciarlo. Muchos son los Profetas que nos han hablado sobre lo mismo; recordemos a Mahoma, recordemos el “Sermón Profético” de Jeshuá Ben Pandirá (Jesús de Nazareth), las profecías de los Mayas, etc., etc., etc.

No está lejos el Cataclismo Final... Podemos asegurar que estamos a las puertas, aunque esto parezca increíble... También parecía increíble a los habitantes de la Atlántida, que estuviesen a las puertas de la sumersión de aquel continente, cuando el MANU VAIVASWATA (que no es otro más que el NOÉ BÍBLICO), les hablaba de la Gran Catástrofe que se avecinaba.

Las gentes se reían y decían : “Este hombre está loco”; y en vísperas de la Gran Tragedia todos “comían, bebían, se divertían, se casaban y se daban en casamiento”, como dicen las Sagradas Escrituras, y al otro día eran cadáveres. Así también por estos tiempos: Las gentes comen, duermen, se divierten, se degeneran cada vez más y más, y dentro de poco ya serán cadáveres.

Habrá un fuego y que nadie podrá apagar... El día del Gran Incendio está cerca; viene una catástrofe espantosa: Los terremotos se intensifican de instante en instante, de momento en momento; téngase en cuenta que el fuego del interior de la Tierra se halla en desasosiego...

Sucede que en el Atlántico, y sobre todo en el Pacífico, existen grietas muy profundas (en el Pacífico se hallan las más hondas), y el agua ya está en contacto con el fuego interior de la Tierra mediante tales grietas; entonces, es claro, que se están formando vapores y presiones dentro del interior del globo terráqueo, y tales presiones y vapores son los que originan los terremotos.

Conforme aumenten tales presiones y vapores, los terremotos se irán intensificando, y llegará el día en que nadie podrá, pues, vivir en paz, vivir tranquilo, y las ciudades caerán como castillos de naipes hechas polvo, hechas cisco. Así, pues, esa es la cruda realidad de los hechos...

Así como en los días de Noé (que ya dije, es el mismo Manú Vaivaswata), hubo un pueblo selecto, es decir, un EJÉRCITO DE SALVACIÓN MUNDIAL que escuchó las enseñanzas de aquel Manú Avatara, y que fue salvado de entre las aguas y pudo abandonar el continente antes de que éste se sumergiera definitivamente, para entrar al corazón del Asia, así también, ahora se está formando un ejército, y es obvio, que sobre mí pesa la mayor responsabilidad...

En su momento y en su hora, y en su día indicado, habrá UN NUEVO ÉXODO; este pueblo, este Ejército de Salvación Mundial de la Raza Aria, estará formado por los selectos, por los distinguidos, por aquéllos que hayan querido escuchar el Mensaje que estamos entregando a la humanidad.

Y es obvio que tal pueblo, que tal ejército, será salvado secretamente; ese es, exactamente, el objetivo de mi labor, esa es, exactamente, la misión que se nos ha encomendado...

Escuchar el Mensaje y vivirlo es, pues, lo más indicado para aquéllos que quieran ser salvos.


Una Versión más Substanciosa y Detallada...

En realidad de verdad, por estos tiempos no se habla sino de “guerra y de rumores de guerra”, hay caos en toda la redondez de la Tierra.

Si leemos cuidadosamente a Mateo, según la Ciencia, comprenderemos que estamos en el principio del fin de todas las cosas: “Y veréis –dice Mateo– cosas espantosas, guerras y rumores de guerras, Jerusalén rodeada de ejércitos; terremotos, epidemias, y grandes maremotos; cataclismos incesantes se suceden unos a otros”... Estamos en vísperas de la Gran Catástrofe y ésta acaecerá inevitablemente.

Mucho se ha hablado por estos tiempos sobre HERCÓLUBUS, se trata de un mundo gigantesco (“Barnard I”, como lo bautizaron los astrónomos). Ese gigante de los cielos, ese titán viene rumbo hacia la órbita terrestre, inevitablemente; inútilmente tratarán los hombres de Ciencia de bombardearlo atómicamente, inútilmente tratarán de desviarlo de su rumbo, no está tarde el momento en que Hercólubus se acerque demasiado a nuestro mundo Tierra.

Ya está a la vista de todos los astrónomos, existen por doquiera MAPAS CÓSMICOS, trazados precisamente, por los astrónomos de todos los paises del orbe. Nosotros mismos tenemos en nuestra Asociación Gnóstica de Estudios Antropológicos y Culturales, un mapa de esos; lo hemos encontrado en una hemeroteca. Claramente se ve allí el acercamiento de Hercólubus, un planeta seis veces más grande que Júpiter, miles de veces más grande que nuestro mundo Tierra.

Pronto ustedes verán a Hercólubus con sus propios ojos, y entonces, comprenderán la exactitud de lo que estamos hablando en estos momentos. Cuando Hercólubus se acerque será visible en pleno mediodía; así está escrito, así lo dijo NOSTRADAMUS en los siglos pasados, y se cumplirá esa profecía inevitablemente.

La fuerza magnética de Hercólubus atraerá magnéticamente al fuego que existe en el interior de la Tierra, y entonces, veremos escenas dantescas. Es parte de la profecía de Nostradamus, el saber que parte también de la corteza geológica de nuestro mundo volará hecha pedazos, y el fuego líquido circulando por la costra de este mundo, quemará con fuego todo aquello que tenga vida; “y de Babilonia, la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la Tierra, no quedará piedra sobre piedra”... Pronto ESTE PLANETA SERÁ QUEMADO con fuego vivo, así esta escrito y se cumplirá.

En el máximum de acercamiento de Hercólubus, las olas del mar, enfurecidas, azotarán las playas de un mundo completamente carbonizado, entonces vendrá una REVOLUCIÓN DE LOS EJES DE LA TIERRA; los mares cambiarán de lecho y los actuales continentes quedarán sumergidos bajo las olas de los furiosos océanos.

Así que los tiempos del fin han llegado, y estamos en ellos. Ya Hercólubus está a la vista de todos los observatorios del mundo; esto que estamos diciendo está debidamente comprobado por los hombres de Ciencia, de todos los telescopios. Si no se le ha dado mucha publicidad a lo que va a acaecer, será precisamente, para evitar la psicosis colectiva (se vendría la Banca abajo, el Comercio, etc., etc.). Así que la censura de los gobiernos pesa sobre los astrónomos. Pero la cruda realidad es que existen mapas trazados por los mismos astrónomos, y que no hay astrónomo que no conozca lo que nosotros aquí, en este auditorio, estamos hablando.

Mas antes de esa Gran Catástrofe, digo, habrán guerras a muerte, epidemias desconocidas, hambre y mucha desolación. La TERCERA GUERRA ATÓMICA está a la vista y acaecerá inevitablemente.

Hablo en nombre de la Verdad, digo lo que está para acaecer; es necesario que nosotros comprendamos la hora que estamos viviendo: Una hora terrible, desoladora. De aquí en adelante, no debemos esperar muchas fiestas, ni pompas, ni glorias mundanas. De aquí en adelante, sólo nos cabe, en realidad, prepararnos intensivamente.

Mas, así como después de la sumersión Atlante surgió la vida, de la misma forma surgirá la vida, después de la Gran Catástrofe que se avecina. Antes de que viniese la catástrofe de la Atlántida, hubo un PUEBLO SELECTO, un pueblo que formara entonces el MANÚ VAIVASWATA. Cuando la Gran Catástrofe acabó con aquella tierra maravillosa que se llamó la “Atlántida”, famosa, el Manú Vaivaswata ya había salido con su pueblo, ya ambulaba en caravanas con su gente, rumbo a la Meseta Central del Asia. El Manú Vaivaswata hizo en la Atlántida, lo que éste, que está aquí adentro, está haciendo en este momento con ustedes, los hombres y mujeres de la Raza Aria.

Nos toca ahora, como el Manú Vaivaswata en su época, organizar un EJÉRCITO SE SALVACIÓN MUNDIAL, formado con hombres y mujeres de buena voluntad, un ejército de gentes que han de servir como núcleo para la futura Sexta Raza Raíz. ¡Ustedes son el Ejército de Salvación Mundial, aquí han llegado y están conmigo, y yo estoy con ustedes!...

De entre el humo y las llamas tendré que sacarles a cada uno, para llevarles en un nuevo Éxodo bíblico, hacia la “Tierra Prometida”, hacia una isla situada en el Océano Pacífico, dentro de determinado meridiano de longitud y de latitud.

Pueden estar ustedes absolutamente seguros de que en su día y en su hora, y en vísperas de la Gran Tragedia, iniciaremos el tremendo Éxodo hacia esa tierra maravillosa. Ustedes, hermanos, han demostrado con hechos concretos su Amor por la Gran Causa, han venido de distintos lugares de América, hacia este gran evento. Aquí estamos todos reunidos, y nos encontramos todos asociados por la Fuerza maravillosa del Amor.

Hermanos, ahora más que nunca debemos comprender el Cuerpo de Doctrina; se hace necesario trabajar en forma intensiva con los TRES FACTORES DE LA REVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA: Es necesario desintegrar el Ego animal que nos divide a todos, que nos convierte en enemigos, todos de todos; es necesario regresar a la Inocencia perdida desde los Antiguos tiempos; es urgente, inaplazable, crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser para convertirnos en Hombres auténticos, en Hombres reales, en Hombres verdaderos; es necesario, hermanos, subir al Ara del supremo Sacrificio por la Humanidad, estar dispuestos, en verdad, a dar hasta la última gota de sangre por nuestros semejantes.

Así, trabajando con los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia, podremos convertirnos en verdaderos soldados del Ejército de Salvación Mundial.

Nuestro Movimiento Gnóstico está creciendo cada día más, se extiende desde el Norte hasta el Sur de la América Latina, y desde el Este hasta el Oeste. Arde ya con poder en los Estados Unidos y comienza a flamear victorioso en el Canadá. Pronto estaremos listos para el salto a Europa y penetraremos en todos los países del Viejo Mundo; y por último, avanzaremos en forma arrolladora sobre el Continente Asiático, para revolucionarlo totalmente.

En realidad, estamos iniciando la NUEVA ERA DEL ACUARIUS entre el augusto tronar del pensamiento. ¡Nada ni nadie podrá detenernos en esta marcha luminosa y triunfal!...

Así como existe el AÑO TERRESTRE, que consta de 365 días con algunos minutos y segundos, así también existe el AÑO SIDERAL. Quiero decirles a ustedes, en forma enfática y con entera claridad, que nuestro Sistema Solar viaja alrededor del Cinturón Zodiacal. Cada viaje de nuestro Sistema Solar alrededor del Zodiaco corresponde a un Año Sideral, a un Año Cósmico.

Así como en el Año Terrestre existen las Cuatro Estaciones: Primavera, Verano, Otoño e Invierno; así también existen las CUATRO ESTACIONES en el Año Sideral: Primavera, la EDAD DE ORO; Verano, la EDAD DE PLATA; Otoño, la EDAD DE COBRE; Invierno, la EDAD DE HIERRO. Una raza no dura más que lo que dura un viaje alrededor del Zodíaco; una raza no dura más que lo que dura el viaje del Sistema Solar, alrededor de este gran cinturón de Estrellas.

Nuestra raza, la Raza Aria, comenzó después del Diluvio Universal, con el capítulo seis del “Génesis”, y terminará entre el lago ardiente de fuego y azufre del “Apocalipsis” de San Juan. El viaje se inició en la Era del Acuarius; el viaje concluye en la Era del Acuarius. Ya regresó el Sistema Solar al punto de partida original y ahora vienen las catástrofes mundiales.

Que se sepa de una vez y para siempre que “toda esta perversa civilización de víboras será destruida. Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la Tierra, será convertida en cenizas antes de poco y de toda esta gran civilización, en realidad, no quedará ni piedra sobre piedra”...

La EDAD DE ORO fue hermosa para nuestra raza, entonces en las estrellas floreció la Sabiduría; los Hombres platicaban con los Dioses Arios, y todo era armonía y todo era belleza. Y en el Tíbet Oriental, en la Meseta Central del Asia, florecieron diversas culturas y antiguos reinos. Aquí, en nuestra querida tierra Mexicana, hubo el esplendor de la Raza de Anáhuac y de los Toltecas artistas, y de muchas otras gentes. En la tierra sagrada de los Incas floreció una Cultura Solar extraordinaria, maravillosa...

Los Druidas enaltecieron a la vieja Europa. Las gentes que sabían tocar la lira, la hacían resonar también entre las sinfonías del Universo, porque entonces, la Lira de Orfeo, todavía no había caído sobre el pavimento del Templo hecha pedazos...

No existían las fronteras y todo era de todos, y cada cual podía comer del árbol del vecino sin temor alguno. Esa era la Época de los Celtas y de los Druidas, la Época de Orfeo, la época en que la rimas celestiales del Universo, florecían al borde de los mares y junto a los arroyos cantarines...

Vino después la EDAD DE PLATA, que floreció en el Sur del Asia milenaria, y también en las tierras de Europa, y en la antigua Itaca, y en las Hespérides y en donde quiera que existía la raza humana. Ligeramente palideció el esplendor de la Edad de Oro, mas la Luz, todavía corría por las venas de este Universo, llenando de armonía a todas las criaturas.

Cuando la EDAD DE COBRE amaneció en la vida, surgieron civilizaciones como la de Siria, la de Persia, la de los Caldeos, la de los Egipcios, etc. Desafortunadamente, fue entonces cuando comenzaron las fronteras y las guerras y los odios. Cambises, tremendo, se lanzaba sobre Egipto, y Ciro, Rey de Persia, amenazaba con rayos y truenos a la vieja Europa.

Esa fue la época en que las Esfinges llamaron a los hombres a la concordia, esa fue la época grandiosa en que los Sacerdotes de Egipto anunciaran con dolor lo que había de acaecer en la Edad de Hierro; todavía recordamos las palabras del Sacerdote de Sais, cuando decía a Solón: “Solón, Solón, ¡ay hijo mío!, día llegará en que los hombres se reirán de nuestros viejos jeroglíficos y dirán que nosotros los antiguos adorábamos ídolos”...

Ahora lo venimos verificando con exactitud, y cuando de entre las profundidades de la tierra sacamos una pieza arqueológica, para ser estudiada, y cuando investigamos en las Pirámides de Teotihuacán, y cuando leemos los extraños jeroglíficos de los Mayas o de los Egipcios, nunca falta alguien que diga que “los antiguos adoraban ídolos”... Así, la profecía del Sacerdote de Sais se ha cumplido.

La Edad de Cobre tuvo poderosas civilizaciones y también hubo Esoterismo, pero ya allí empezó a nacer ese egoísmo violento, que actualmente, nos carcome hasta las entrañas. Y posteriormente vino a la Tierra esta edad en que nos encontramos, la EDAD DE HIERRO.

Me viene a la memoria, en estos momentos, aquella visión que tuviera Daniel, el Profeta: El veía un océano furioso, y las olas combatiéndose unas a otras; cuatro vientos que hacían estremecer el oleaje; y vio también surgir del fondo de los mares cuatro bestias. “La primera –dijo– era semejante a un león, pero le fue dado corazón de hombre y tenía alas” (he ahí la Primera Edad, la Edad de Oro, la Edad de la Primavera). “Y la segunda bestia era como el oso, invadía y hollaba toda la Tierra” (la Edad de Plata). “Y la tercera bestia era como una Esfinge” (la Edad de Cobre). “Y la cuarta bestia –dice Daniel– era distinta a todas las otras bestias del mundo: Era de hierro y sus dientes eran de acero, y destruía todo lo que encontraba a su paso y tenía poder para destruir a la Naturaleza, y también para hacer caer hasta los Santos del Altísimo” (la Edad de Hierro)...

Estamos en esa tremenda edad, estamos en la época de la gran degeneración, estamos en la época horrible del Kali-Yuga.

Amigos, ha llegado el momento de comprender que siempre termina el Año Sideral con una gran catástrofe. ¡Bella fue la ATLÁNTIDA en su época, bella su Edad de Oro, bella su Edad de Plata, bella su Edad de Cobre, pero cuán horrorosa fue la Edad de Hierro! Entonces vino una revolución de los ejes de la Tierra, los mares cambiaron de lecho, y millones de seres humanos fueron a parar al fondo de los océanos.

Me viene a la memoria, todavía, aquél acontecimiento extraordinario, en que millones de personas se reunieron en un Templo Atlante, clamaron llamando a Ramú (Gran Sacerdote Atlante); la Tierra se estremecía terriblemente, el fuego estaba en desasosiego, los mares furiosos con sus olas tremendas azotaban la playa, todo era espantoso. De pronto aparece Ramú, las gentes gritan diciendo:

– ¡Ramú, sálvanos!... Y Ramú responde:

– No puedo salvaros. Vosotros pereceréis con vuestras mujeres, con vuestros hijos y con vuestros bienes y con vuestros esclavos, ya os lo dije, que si continuabais por ese camino de degeneración, ése tendría que ser el resultado, y de las cenizas de vosotros nacerá una nueva civilización –refiriéndose a nosotros, los Arios– y si ellos –refiriéndose a nosotros– continúan con vuestras malas costumbres, hagan lo que vosotros estáis haciendo, vivan como vosotros estáis viviendo y se degeneran, también, como vosotros, perecerán de la misma forma, así está dicho y ahora se cumplirá esto, ¡cueste lo que cueste!...

Así que todos vosotros, todos los que estáis reunidos, os estáis preparando para un ÉXODO: Tendremos que salir de entre el humo y las llamas antes de que sea demasiado tarde; resplandece Hercólubus, amenazadoramente, sobre esta raza perversa, y pueden estar seguros que de estas grandes ciudades como Nueva York, Londres, París, Moscú, no quedará siquiera piedra sobre piedra. El Ejército de Salvación Mundial se está formando precisamente para eso, para tener un núcleo que ha de servir de raíz a la futura Sexta Gran Raza.

Pueden estar ustedes completamente seguros que durante muchos siglos, el fuego y el agua se combatirán mutuamente; los hombres y mujeres de buena voluntad que han de ser llevados hacia lugar seguro, vivirán durante siglos entre la Tierra.

Todo el mundo Tierra estará por aquellos días envuelto en fuego y vapor de agua, y cuando aparezca un DOBLE ARCO IRIS en las nubes (señal de una nueva alianza de Dios con los Hombres), pasará ese pueblo a vivir en cielos nuevos y tierras nuevas, y entonces se cumplirá lo que dijo Pedro: Que “habrán cielos nuevos y tierra nueva”, donde vivirá una humanidad nueva también.

Mas, en esa nueva tierra del mañana, en esa Edad de Oro cantada por Virgilio, el poeta de Mantua, NO TENDRÁ CUERPO FÍSICO NINGÚN SUJETO QUE TENGA EGO. En tanto continúe vivo dentro de nosotros el Yo de la Psicología Experimental, estaremos excluidos de la futura Edad de Oro. “¡Ya llegó la EDAD DE ORO –dice Virgilio, el poeta de Mantua–, y una nueva progenie manda!”...

En la futura Edad de Oro no habrá fronteras, ni aduanas, ni ejércitos; en la Edad futura de Oro tampoco se necesitará el vil dinero, en la futura Edad de Oro sólo resonará la Lira de la Poesía; entonces los Sacerdotes ministraran a las gentes con armonía y belleza; se rendirá culto al Sol de la Medianoche; se adorará a todo lo que es, a todo lo que ha sido y a todo lo que será; palpitará esta Tierra con una nueva nota, que resonará entre el coral maravilloso del Universo.

En la Edad de Oro, solamente vibrará el Amor y la Sabiduría, y el Poder que emana del Ser; en la Edad de Oro no existirá ni lo mío ni lo tuyo y todo será de todos, y cada cual podrá comer del árbol del vecino sin temor alguno. Nada quedará de esta época, nada quedará de esta carcomida civilización perversa.

Cuando los Hombres de la Edad de Oro quieran saber algo sobre esta raza tenebrosa, habrán de investigarlo en las memorias de la Naturaleza, entre los Archivos Akashicos del Universo...

Ahora comprenderán ustedes, por qué motivo estamos formando el Ejército de Salvación Mundial; ahora entenderán ustedes cual es la causa causorum por la cual nosotros estamos trabajando en la formación del Movimiento Gnóstico Internacional. Arde este Movimiento ya, de Polo a Polo, de océano a océano, y pronto arderá entre las entrañas de Londres y de París; y pronto también, habrá de provocar tremendas revoluciones en todo el Asia. ¡Nadie puede detener esta avalancha extraordinaria del Gnosticismo Universal!...

Cuando nosotros investigamos cuidadosamente la Piedra del Sol, nos quedamos verdaderamente asombrados: Se dice que “los Hijos del Primer Sol –es decir, la Raza Protoplasmática– fueron devorados por los tigres” (alusión a los Tigres de la Sabiduría); se dice que “los Hijos del Segundo Sol

–es decir, los Hiperbóreos, citados por Federico Nietzsche– se convirtieron en monos –es decir, degeneraron– y fueron arrasados por fuertes huracanes”... Se dice que “los Hijos del Tercer Sol –es decir, los Lemures– perecieron por Sol de lluvia de fuego y grandes terremotos”... Se dice que “los Hijos del Cuarto Sol –o sea, los Atlantes, [habitantes del] continente ubicado entonces en el océano que lleva su nombre– perecieron bajo las aguas”... Se dice que “los Hijos del Quinto Sol –los Arios, la humanidad que puebla actualmente la faz de la Tierra– perecerá por el fuego y los terremotos”...

Esto que estamos diciendo se está cumpliendo, actualmente se estremece la Tierra por todas partes: Recordemos la catástrofe que asoló a Managua; recordemos los terremotos que asolaron a Guatemala; recordemos los terribles terremotos y maremotos que unos años atrás asolaran a Chile; recordemos los terremotos que hicieron perecer a más de 7.000 personas hace poco en Europa; recordemos los intensos terremotos que agitan incesantemente al Pacífico.

La profecía está en marcha: “Los Hijos del Quinto Sol perecerán por el fuego y los terremotos”... No deben ustedes olvidar, amigos y amigas, que el fondo de los mares está agrietado; algunas GRIETAS, sobre todo en el Pacífico, son ya, tan profundas, que ponen en contacto el agua con el fuego y como resultado, se están formando presiones y vapores que aumentan de instante en instante, de momento en momento. Ésa es la causa causorum por la cual la Tierra se estremece en todos los ámbitos en estos momentos. Inútilmente se podrá querer engañar a la gente con aquella peregrina teoría de que se trata de cambios geológicos internos...

La cruda realidad de los hechos es que el fuego de la Tierra se encuentra ahora mismo en desasosiego; la cruda realidad de los hechos es que la Tierra, toda, tendrá que estremecerse por estos momentos; las grandes ciudades del mundo caerán como castillos de naipes, hechas ruinas...

Así que estamos viviendo una época muy especial. Como quiera que las presiones y vapores aumentan de segundo en segundo, de instante en instante, bastará cualquier rayo planetario para que se produzca una gigantesca explosión de la capa superior de la corteza terrestre.

Ciertamente y en nombre de la Verdad, afirmo en forma enfática, en estos momentos de crisis mundial y de bancarrota de todos los principios, que estamos sentados todos sobre un barril de pólvora. Antes de poco verán ustedes cosas dantescas y espeluznantes. En realidad de verdad, cuando Hercólubus se acerque, su fuerza será suficiente como para que estas presiones y vapores, encerrados dentro de las entrañas del mundo, hagan explotar la corteza geológica de este afligido planeta.

No espero, al hacer estas declaraciones, que las gentes me crean. Recordemos que al Manú Vaivaswata jamás le creyeron y cuando él afirmaba, en forma enfática, que los mares se tragarían la Atlántida, las gentes se reían de él: “¡Está loco!”, decían, pero cuando vieron que la cosa era cierta, cuando la tierra se estremecía, cuando el fuego hizo que los volcanes vomitaran quemaban todo lo que tenía existencia, entonces dijeron: “¡Es cierto!”...

Y una noche de ésas, pavorosa, mientras los SEÑORES DE LA FAZ TENEBROSA dormían, el “Pueblo”, los HOMBRES DE LA FAZ AMARILLA, se preparaban para salir en el éxodo. Fueron los Hombres de la Faz Amarilla lo suficientemente inteligentes como para apoderarse y destruir los aviones aquellos, de los Señores de la Faz Tenebrosa.

Al despertar, los Señores de la Faz Sombría, se dieron cuenta que los mares estaban invadiendo el Continente Atlante y que el País de las Lomas de Barro iba a perecer. Gritaron como fieras espantadas, fueron a buscar sus naves impulsadas por energía atómica, más fue tarde: Ya los Hombres de la Faz Amarilla, el Ejército de Salvación Mundial estaba fuera de peligro; les persiguieron, sin embargo, y hasta lograron asesinar a algunos hombres de la vanguardia.

Mas el ejército, fiel al Manú Vaivaswata, logró pasar a tierra firme por dondequiera que pudo; y emigrando en caravanas incesantes, llegó aquélla raza, llegaron aquéllos Hijos del Sol, a la Meseta Central de los Himalayas.

Nuevas peregrinaciones fueron necesarias para formar la RAZA ARIA. En primer lugar, esta raza se formó con los primeros cruces de la Meseta Central (cruces entre Atlantes e Hiperbóreos); posteriormente la Raza Aria se multiplicó por toda la faz de la Tierra.

Así también, he de decir a ustedes, que en estos momentos estoy haciendo lo que el Manú Vaivaswata estuviera haciendo en su época: Estoy anunciando una Gran Catástrofe; estoy diciendo que hemos llegado a los tiempos del fin; estoy organizando el Ejército de Salvación Mundial, y estaré al frente de este ejército, para marchar, con paso firme y decidido, a una nueva Tierra de Promisión.

(Del Congreso de Guadalajara, 1976)
Paz en el Corazón.

Oración a la Divina Madre - Dante Alighieri


ORACIÓN A LA DIVINA MADRE
Dante Alighieri 
(Florencia, c. 29 de mayo de 1265 – Rávena, 14 de septiembre de 1321)
Divina Comedia

Virgen madre, Hija de tu Hijo, la más  humilde a la par que la más alta de todas las criaturas, 
término fijo de la Voluntad Eterna.

Tú eres la que has ennoblecido de tal suerte la humana naturaleza, 
que su Hacedor no se desdeñó de convertirse en su propia obra.

En tu seno se inflamó el amor, cuyo calor ha hecho germinar esta flor en la Paz Eterna.

Eres aquí, para nosotros, meridiano de Sol de Caridad, 
y abajo, para los mortales, vivo manantial de esperanza.

Eres tan grande, Señora, y tanto vales, 
que todo el que desea alcanzar alguna Gracia y no recurre a ti, 
quiere que su deseo vuele sin alas.

Tu benignidad no sólo socorre al que implora, 
sino que muchas veces también se anticipa espontáneamente a la súplica.  
En ti reúnen la misericordia, la piedad, la magnificencia,
 y todo cuanto bueno existe en la criatura.”

Este, pues, que desde la más profunda laguna del universo, hasta aquí,
ha visto, una a una, todas las existencias espirituales,
te suplica le concedas la gracia de adquirir tal virtud, 
que pueda elevarse con los ojos hasta la salud suprema.

Y yo, que nunca he deseado más de lo que deseo que el vea, 
te dirijo todos mis ruegos, y te suplico que no sean vanos, 
a fin que disipes con los tuyos todas las nieblas procedentes de su condición mortal, 
de suerte que pueda contemplar abiertamente el sumo placer.


Te ruego además, !Oh Reina, que puedes cuanto quieres! 
Que conserves puros sus afectos después de tanto ver.

Que tu custodia triunfe de las pasiones humanas.

(DANTE ALIGHIERI, cántico 33º, 3ª parte, «La Divina Comedia»).
(Citado por el Maestro Samael en su obra: Las Tres Montañas, Cap. XXVI; El Acontecimiento del Gólgota. Y también en "La Magia de las Runas".)




lunes, 21 de abril de 2014

Meditación 35: Ejercicio 11 Concentración, Visualización, Meditación - (Avanzado)



Para este ejercicio, si te parece bien, puedes encender una vela y colocarla sobre una mesa. También sería conveniente colocar una vaso con agua, recuerda que el agua es un conductor universal.

Bien relajado y con el ambiente adecuadamente preparado, has una breve oración a tu Divina Madre particular para que te ayude en este ejercicio, y puedes pedirle que a través del Tarot te de la información que necesites (por ejemplo: cómo va tu Obra, su consejo para este día, etc.) 

Baraja las cartas de los Arcanos Menores de tu Tarot,(son 56 cartas) y sin mirar extrae una de ellas.
(Recomendamos las cartas del Tarot egipcio, pero puedes usar cualquier versión de tu agrado) 

Colócala frente a ti en una posición en que puedas observarla detenidamente, y que no tengas que bajar o subir la cabeza para verla. 

Obsérvala detalladamente, sin pensar en su significado. Observa todos los detalles posibles, los números, símbolos, regiones de la carta, nombres, etc. Observa los tamaños, las proporciones, las posiciones de los cuerpos y de las figuras, pero no pienses en ellos sólo míralos quietamente. 

Recórrelos una y otra vez con tus ojos. Trata de no parpadear. 

Cuando creas que ha sido suficiente cierra los ojos, y reconstruye en la pantalla de tu mente la carta completa. Procura visualizar los más mínimos detalles de las figuras. 

Recorre la carta una y otra vez con tu mente, más todavía no pienses en ella. Luego pon atención a la totalidad de la carta, y mira el nombre de ella. Obsérvala de modo completo y ten presente su nombre. 

Ahora, deja que tu corazón sienta la carta y su significado, siéntete ese Arcano, tu eres el Arcano...

Observa detenidamente que tipo de sentimientos afloran en tí y las imágenes que puedan surgir. No verbalices, no converses mentalmente... solo presta intensa y absoluta atención.

Permanece así por varios minutos. Antes de terminar da gracias a tu Divina Madre por la ayuda recibida y luego abre los ojos suavemente.

Escribe en un papel todo lo que percibiste (sentiste, pensaste, imaginaste, etc.) en este ejercicio. 

Esta práctica la puedes llevar a cabo con cualquier otra imagen esotérica.

Paz Inverencial!.

Meditación 34: Ejercicio 10. Intermedio

La Catedral del Corazón.

(Grado de dificultad: Intermedio)

 Siéntate en tu postura de meditación preferida. Relaja tu cuerpo y tu mente profundamente. 

Cuando estés en ese estado de apacible paz interior, dirige tu mente y tus sentimientos hacia tu corazón. Siéntelo palpitar, déjate lleva de su ritmo. 

Luego de unos momentos visualiza una hermosa puerta color oro, en tu corazón, con ricos y hermosos decorados, es alta e imponente. 

Imagina que abres aquella hermosa puerta de tu corazón lentamente. 

Cuando la abres puedes observar que estás ante las puertas de un templo, con una bóveda alta y luminosa. 

Frente a ti se inicia un pasillo profundo que llega a lo lejos a un Altar.

Imagina que empiezas a dirigirte hacia el Altar, con paso lento, sintiendo lo sagrado del ambiente. A medida que caminas puedes sentir el perfume de incienso y de rosas. 

La atmósfera de aquel lugar es maravillosamente tranquila, se respira una paz profunda allí. 

Pero continúas caminando hacia el Altar... 

Allá a lo lejos se puede ver la figura de alguien, con un aura espléndida que brilla alrededor de su cuerpo. 

Pero aún estás muy lejos, sigues caminando. 

Cuando ya estás suficientemente cerca te das cuenta de que aquel que está sobre el Altar es el Cristo mismo, lleno de Luz, transpirando amor y sabiduría. 

Es tu propio Cristo Intimo que te espera para iniciar el oficio en tu templo corazón... 

Permanece con esta imagen, con estas sensaciones espirituales, el mayor tiempo que te sea posible.

jueves, 17 de abril de 2014

El Esfuerzo Consciente y la Comprensión


(Texto Azul: VM Samael)

El trabajo (Sobre sí mismo), pues, suele ser difícil, mas no imposible. Se necesita el esfuerzo, eso es obvio. 

Pero hay dos clases de esfuerzos: está el ESFUERZO MECÁNICO y el ESFUERZO CONSCIENTE.

Un tipo de Esfuerzo Mecánico, por ejemplo, es el de los cirqueros, que ejecutan una serie de esfuerzos que no sirven para nada, absurdos (maromas, etc.), que no tienen ninguna importancia.

El Esfuerzo Consciente es diferente. Para que haya Esfuerzo Consciente tiene que haber un propósito definido y pleno conocimiento de lo que se quiere hacer.

No basta únicamente conocer o estudiar, dijéramos, el Cuerpo de Doctrina. Ésa es una parte, pero no es todo. Se necesita llegar a la unión, dijéramos, de la Doctrina o los Principios Doctrinarios (es decir, del Conocimiento) con el Ser. Cuando el Ser y el Conocimiento se integran, entonces de allí nace el Esfuerzo Consciente.

¿Cómo sabe uno que una persona posee un Conocimiento, o mejor dicho, que posee realmente la COMPRENSIÓN? 

Voy a decirles: De la unión del SER y del SABER deviene la Comprensión. Es, dijéramos, la Comprensión el medio que conecta al Ser y al Saber. Una persona puede tener Conocimientos, pero si no ha logrado, pues, unir a esos Conocimientos con el Saber, pues no tendrá Comprensión.

¿Y cómo sabe uno que una persona tiene los Conocimientos, pero no posee la Comprensión? Muy Fácil: El que solamente tiene los Conocimientos, no hace sino repetirlos, memorizarlos; pero si se le exige a una persona (que tiene esos Conocimientos memorizados) que los exponga de las más diversas formas, y desde distintos ángulos, en forma espontánea y natural, no podrá hacerlo; se contentará con repetir, más o menos, lo que tiene acumulado en la memoria y eso es todo.

Pero quien posee la Comprensión, puede hablar sobre cualquier parte de la Doctrina en forma consciente, y explicarla desde los más diversos ángulos. ¿Por qué? Porque tiene la Comprensión, porque ha llegado a la Comprensión, y esta Comprensión resulta, como ya les dije, de la unión del Ser y del Saber; eso es claro.

Así pues, hay necesidad de unir el Conocimiento éste (lo que uno aprende), unirlo con el Ser. Pero, ¿cómo se podría llegar a esa unión? 

Mediante la FUERZA DEL ANHELO, mediante la INSPIRACIÓN. Sólo así se podría unir al Ser y al Saber.

martes, 15 de abril de 2014

Personajes en el Drama de Semana Santa: Significado Esotérico



Personajes en el Drama de Semana Santa SIGNIFICADO.mp3

Este audio fue preparado luego de exponerlo en nuestra participación en la Convivencia de Semana Santa del 2010, llevada a cabo en el Monasterio Hércules Santuario, en República Dominicana.

El audio es generado por voz sintética de alta calidad. Se oye muy bien y entendemos que el contenido es magnífico para todo aquel que se considere un estudiante gnóstico serio.

Entrada Relacionada: La Verdadera Semana Santa

Paz Inverencial.

viernes, 11 de abril de 2014

Meditación 33: Ejercicios 7, 8 y 9

Ejercicio 7:

Haz como en el ejercicio anterior, pero esta vez vas a elegir de entre todas las partes del cuerpo que entran directamente en el proceso de respiración, una. Esta vez una sola parte del cuerpo de todas las que hay envueltas en la respiración se convertirá en el objeto de nuestra atención, en nuestro objeto de concentración. Ya sea el vientre, o el pecho, o las fosas nasales, etc. Ahora prestarás atención a todas las sensaciones que se producen en esa limitada región del cuerpo. Te sorprenderá descubrir que allí existen mas sensaciones de las que te hubieras podido imaginar. Permanece atendiendo concentradamente esa región del cuerpo y todas sus sensaciones por el mayor tiempo posible. Para terminar el ejercicio lleva tu atención al entrecejo por unos minutos.

Ejercicio 8:

 Siéntate y relájate profundamente, luego de haber alcanzado una correcta relajación, dirige tu mente hacia tu corazón, concéntrate en él. Siente su palpitar, observa detenidamente su ritmo, percátate del tiempo que él toma entre latido y latido. Observa la mayor cantidad de detalles sobre tu corazón, pero no pienses nada sobre él y sus funciones, tan solo obsérvalo detenidamente, escucha sus latidos plácidamente, adormécete en su sonido y en su ritmo. Permanece en esta práctica tanto como te sea posible.

Ejercicio 9:


Coloca una imagen del Cristo crucificado enfrente de ti. Siéntate en tu postura favorita de meditación. Concéntrate suavemente con los ojos abiertos y sin pestañear sobre la imagen hasta que las lágrimas caigan por tus mejillas. Pasa la vista por la cruz, el pecho, la larga cabellera, la hermosa barba, ojos redondos, y las otras partes de su cuerpo, y la delicada aura espiritual que emana de su cabeza, y demás. Piensa en el inmenso amor del Cristo que llega siempre al extremo sacrificio, piensa en los milagros que siempre  realiza el Cristo, en ti,  en la lejana tierra de los hebreos, y allí donde el haya encarnado. Piensa en los varios poderes extraordinarios que poseía. Luego cierra los ojos y trata de visualizar el cuadro. Repite el mismo proceso mentalmente, una y otra vez.

jueves, 3 de abril de 2014

Meditación 32: Ejercicios de Concentración 4 al 6.


Ejercicio 4:

 Habiéndote preparado adecuadamente, relaja tu cuerpo y tu mente profundamente. Concéntrate en el entrecejo, y visualiza allí, justo frente a él, una esfera de cristal llena de luz. Imagina como se desprenden los rayos de luz desde esa esfera, que refulgen intensamente. Trata de mantener esta imagen por el mayor tiempo posible.


Ejercicio 5:

 Asume la postura de meditación que es tu favorita. Relaja tu cuerpo y tu mente profundamente. Cuando hayas llegado a ese estado de relajación y de paz interior, haz conciencia de tu cuerpo, siente tu ropa sobre tu cuerpo. Siente la brisa en tus mejillas. Siente y haz conciencia del aire que entra y sale por tus fosas nasales, su temperatura, su velocidad, su ritmo. Siente y toma conciencia de tus pies, del peso de tu cuerpo en los talones, del peso de tus piernas sobre el asiento, de la diferencia de presión en él, date cuenta de la presión mayor debajo de tus glúteos. Siente y hazte consciente de cómo tu espalda presiona el respaldo de tu asiento. Hazte consciente de tus manos, trata de discernir tus dedos, cuál es el índice, el pulgar, etc. Trata de hacerte consciente del mayor número posible de sensaciones de tu cuerpo. Pero no dures mucho tiempo en cada una de ellas, mueve tu atención a otro lugar cada dos minutos, mas o menos. Luego permite descansar tu atención suavemente en el entrecejo y termina la práctica.

Ejercicio 6:

Con el cuerpo relajado profundamente, sosegadamente, comienza con el ejercicio anterior tratando de hacerte consciente del mayor número de sensaciones corporales posibles, luego de un rato en este proceso, dirige tu atención al grupo de sensaciones asociadas con la respiración. Hazte consciente del movimiento del vientre hacia fuera y hacia adentro. Siente y toma consciencia del aire cuando penetra por las fosas nasales, su temperatura, velocidad y ritmo. Siente y toma consciencia de cómo el aire pasa al interior de tu cuerpo, de cómo se llenan los pulmones lentamente. En este ejercicio permanece recorriendo con la atención y la toma de consciencia todas las sensaciones del proceso de respiración. Poco antes de terminar el ejercicio dirige tu atención suavemente hacia tu entrecejo.